domingo, 22 de septiembre de 2013

La fachada de Dove

'La publicidad es el factor y la fuerza moral más grande de nuestra vida pública.' Joseph Pulitzer
Vi a mucha gente en facebook compartiendo esta propaganda de Dove, alegando que nos infravalorábamos y que promovía de alguna forma la belleza propia. Me sorprendió que a nadie le disgustara el anuncio o simplemente alegara algo negativo sobre el mismo. Tal vez fue porque lo estudiamos en clase y por eso sabía yo algo más que los demás. De ahí a que meses después de ver los comentarios de la gente respecto a él y que todavía sigue habiendo, publique yo esta entrada.




Alguien que ve el anuncio por primera vez creería eso. Nosotros, por lo general, no somos realistas con nuestro físico, tanto si es por ego como por baja autoestima. Pero, ¿a nadie se le ha ocurrido pensar en la posición de la persona desconocida que se encarga de describir? Esa persona no está describiendo a un criminal, sino a una persona que acaba de conocer hace un momento y para colmo están grabando sus comentarios respecto a ella. ¿Ustedes creen que su descripción será objetiva? Es decir, ¿no han pensado que no hay ningún comentario negativo? Todos sabemos que tenemos defectos, ¿cómo es que ninguna mujer dice que  tiene un maquillaje excesivo o que le sobran unos kilos? ¡Y qué casualidad que todas salen más hermosas de lo que realmente son! Esto es sencillo, puede que tú seas un poco más objetivo describiendo a un desconocido con tus amigos, pero delante de una cámara, no gracias. Simplemente te estás delatando. Los comentarios desagradables que tendríamos respecto a esa persona, nos lo guardamos para nosotros por el simple hecho que después lo verá, ya sea por televisión o por  cualquier otro medio. Y sí, somos así de hipócritas y falsos.

En realidad, lo que somos es seres humanos. Es inevitable que no sintamos la necesidad de caer bien a todo el mundo. Pero caemos en el error que anteponer las opiniones ajenas a las nuestras.

Con esta entrada simplemente quería hacer pensar a la gente y de algún modo, demostrar que hay mucha fachada en la publicidad. Tener presente que es un negocio y como tal, que su único objetivo es sacar beneficios jugando con nuestros sentimientos y autoestima. Hay que ser conscientes de ello y ser un poco cautos porque es bastante sencillo que ‘nos vendan la moto’.En este caso, nos resulta creíble por el simple hecho que el dibujante es un artista forense reconocido. Ese mísero detalle, es el que nos inspira confianza y provoca que entremos en el juego. 
No podemos olvidar que todas tienen un fin económico y por mucho que intentemos justificarlas, no tienen otra finalidad.


¿Qué vende más que una marca que defiende que la belleza es relativa y que por nuestra baja autoestima, no podemos ver nuestro verdadero potencial?

No hay comentarios:

Publicar un comentario