viernes, 15 de agosto de 2014

Broadway en su estado más puro

Producida por el famoso director Steven Spielberg, no se espera uno menos. 


Smash es una serie que sigue la creación de un proyecto musical para Broadway basado en la vida de Marilyn Monroe, contando con un guión escrito por Tom Levitt (Christian Borle) y Julia (Debra Messing). Cuando la productora Eileen Rand (Anjelica Huston) se entera del proyecto, decide unirse con el brillante y egocéntrico director Dereck Wills (Jack Davenport). A medida que va avanzando la producción, los personajes tendrán que lidiar con sus caóticas vidas, así como todo lo que demanda la vida en el teatro.

Cancelada con solo dos temporadas a su espalda, muchos críticos la consideran un fracaso. La audiencia fue más bien floja, pero considero que no la vendieron adecuadamente al público. Tampoco podemos olvidar que este tipo de producciones son un poco especiales porque estamos hablando de musicales. Algo que precisamente no le gusta a todo el mundo e incluso a los que les gusta (en mi caso), les llega a cansar. Algunos pensaréis qué barbaridad estoy diciendo, pero no creo que sea una locura. Un musical puede durar a lo sumo... ¿3 horas? Una película menos. Pero una serie que cada capítulo cuenta con 40 minutos y la mayor parte de ellos son canciones... Bueno, también tengo que añadir que no he visto un capítulo por semana, sino todos en apenas dos días y medio, así que en cierto modo mi opinión aquí no cuenta. Aunque he de decir que Glee si que lo veo emisión a emisión y me produce la misma sensación de fatiguez.  No es porque las canciones no sean buenas. Simplemente la razón se debe a que nos enganchamos a las historias y queremos conocer más de los personajes, pero las canciones alargan el proceso. Es cuestión de impaciencia.

Smash tenía el propósito de popularizarse tanto como Glee. Pero este proyecto se arriesgaba mucho más. Glee va dirigido a un público juvenil, niños y adolescentes que han crecido con Disney. Por lo que el éxito, estaba más que asegurado. No conozco a nadie que no le guste High School Musical y tampoco Glee. En cambio, Smash quería abarcar un grupo más heterogéneo. Dudo mucho que alguien de cuarenta años (tirando por lo alto), le apetezca ver una serie como esta. Más que nada por la imagen juvenil que proyecta la serie. Entonces vemos como se va reduciendo la franja de edad entre el posible público de Smash. Precisamente una de las razones por las que decidí ver la serie fue precisamente que podía identificarme hasta cierto punto con los personajes. Da igual que Spielberg produzca la serie, porque lo primero que le entra a los ojos a un posible espectador son los actores y luego la historia. No me siento orgullosa de ello, no debería juzgarse a simple vista, pero es la realidad.  Nos dejamos llevar demasiado por la imagen.

Aún con estas, me dispuse a verla porque supuse que me entretendría y más con una historia que gira alrededor de Marilyn Monroe. Lo cierto es que todo lo que tenga que ver con el teatro me apasiona. Y no me avergüenzo al decir que me hubiese encantado participar en algún musical. 


No me equivocaba. Los actores son magníficos, la historia y las canciones fabulosas y la dirección exquisita. La puesta en escena no podía ser más real y muestran ese Nueva York icónico que llevamos algún tiempo sin ver en televisión. Entre sus defectos cabe destacar la historia. Sé que es una contradicción porque unas pocas líneas atrás he dicho que es fabulosa, pero lo que vengo a criticar no es cómo explican el universo que hay para crear un espectáculo, sino las historias que arrastran cada uno de los personajes. Muy estereotipadas y como consecuencia, demasiado obvias y flojas. Con esas incluso quieres seguir la serie, pero no te crea una necesidad de adicción a la misma, salvo por un par de personajes que los consideras más misteriosos que el resto. Estamos hablando precisamente de las dos protagonistas por excelencia de la serie, Karen (Katharine McPhee) e Ivy (Megan Hilty), que lucharán por hacerse con el papel de Marilyn Monroe.

¿La recomiendo? Aún habiendo sido cancelada, el final de la segunda temporada es bastante cerrado, así que no hay problema alguno. Si alguien está considerando ver una serie en esta línea, es un buen comienzo ya que tiene pocos episodios y dentro de lo que cabe son bastante amenos.   

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